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LECTIO DIVINA CON MARÍA


A la luz de la Palabra divina y del ejemplo de María evaluamos nuestra vida, planeamos nuestra acción y proseguimos con nuevo entusiasmo en pos de Jesús, bajo la mirada, ejemplo e intercesión maternal de María.

Hoy se ha descubierto nuevamente y puesto en práctica con mucha eficacia para la transformación espiritual a la luz de la Palabra de Dios la llamada lectio divina o lectura sapiencial y orada de la Sagrada Escritura. En esta práctica, a ejemplo de María que “conservaba la Palabra, meditándola en su corazón”, buscamos no sólo penetrar en el sentido del mensaje del libro sagrado, sino sobre todo dejarnos movilizar por el Espíritu de Dios que en las Escrituras nos “habla por medio de los profetas”.

Podemos resumir las pistas de la “lectio divina” en los cinco pasos siguientes:

- Oración: Dado que debes leer la Palabra de Dios con el mismo espíritu con que ha sido compuesta, el primer paso será implorar la luz y fuerza del Espí- ritu Santo, a fin de que puedas escuchar humilde y provechosamente la Palabra divina y tengas como María la docilidad para dejarte movilizar por ella;

- Lectura y estudio: Abre la Biblia y comienza a leer un pasaje, no como un libro cualquiera, ni por curiosidad, sino tranquilamente, como es en realidad, “como Palabra de Dios”, ver 1Ts 2,13), como carta que te envía nuestro Padre Dios, ver Dei Verbum, 21.25. Utiliza los medios de comprensión que tengas a tu alcance: comentarios, otras versiones, la ayuda de tu grupo de estudio... Se trata de comprender lo mejor posible el mensaje salvador. Se busca responder a esta pregunta: ¿Qué dice Dios en este texto?

- Oración y contemplación: No creas que por haber comprendido el mensaje de la Palabra, ya todo está hecho. Ahora empieza tu diálogo de amor con quien te ama y quiere hablar contigo y transformar tu vida y enseñarte a mirar las cosas, las personas, los acontecimientos con sus propios ojos: el Señor de la historia y de la salvación... Deja que tu Señor obre en tu corazón, deja que ponga los cimientos de la transformación de toda tu vida... Y trata de responder humildemente con amor a quien te ama y entabla contigo el diálogo de una vida nueva. Se trata, pues de responder a través de la meditación a esta pregunta: ¿Qué me dice Dios en este texto? Y también de orar respondiendo a esta otra pregunta: ¿Qué le digo al Señor?

- Trato asiduo y vivencia: Guarda la Palabra en la mente, en la memoria, en el corazón y llévala a la vida. Repite a través del día (y de la noche) los versos o frases del pasaje que has orado: apréndelo de memoria. Pero sobre todo, que tu vida sea el mejor comentario de la Palabra. Escuchar no termina en responder “sí”: escuchar es obedecer, es vivir a impulso del mensaje. Se trata de responder a esta pregunta: ¿A qué me comprometo?

 5º - Irradiación y comunicación: El tesoro que el Señor te ha llevado a descubrir lo es también para cuantos tienen espíritu de pobres, Mt 5,3, para cuantos buscan a Dios con sincero corazón. Tú eres en la Iglesia de hoy apóstol de la Nueva Evangelización, tú eres portador del mensaje. Respuesta a esta pregunta: ¿Qué le diré a mis hermanos?

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